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Mostrando entradas de enero, 2011

La Modernización del Malandro Venezolano

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Estando en mi casa en una noche oscura recordándole la Madre a nuestro “Queridísimo Presidente”, haciendo aerobics con los zancudos y rogando a Dios que llegase la luz, me puse reflexionar sobre la situación de nuestro país, y de repente me encontré analizando sobre un personaje característico de nuestro día a día, ese personaje frio, de pocas palabras que suele aparecer inesperadamente y te dice con voz aterradora y amenazante: “¡Esto es un atraco bicho, dame toa` lo plata”!…En otros casos suele cambiar la frase y decir: “¡Pegate pa`ya bicho, no me vea la cara y dame el celulal”… Sin importar su frase de bienvenida, su función siempre es la misma: joderte la vida. Pero así como el mundo descubrió el Internet, los Macdonalds, los Condones, el Botox, los Artistas Gay y toda clase de modernización globalizada, el malandro venezolano busco la manera de adherirse a esta sociedad nueva, consumidora y moderna, y fue allí cuando entendió que no podía estancarse solo en su frase típica de tod

Utopías para merendar : La ciudad de los mutantes por Ana Black

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Asomada a mi balcón, el del tercer piso, donde suelo fumarme el cigarrito de media mañana –ese que mi abuela llamaba, con toda su sinvergonzonería de fumadora seria “el que despeja la mente”– me atormento observando el paisaje. Ambos, tanto el vicio de fumar como el de salir al balcón y mirar hacia abajo son suicidas, ya lo sé, pero qué hacer cuando al viejo hábito se le unió éste de escudriñar los movimientos de la calle. Cada mañana –y en este orden– aspiro, me asomo y me sorprendo siempre con el mismo panorama. Son pocas las variantes que ofrece, pero tan expresivas que siempre me transforman la rutina en espectáculo. Nunca faltan las pilas de basura en las aceras, esas a las que, en un serio ejercicio que intenta equiparar esta vista a un paisaje rural, llamo médanos. Compuestas por los mismos materiales, sólo cambian su extensión, su altura o el espacio que ocupaban en relación a ayer. No las mueve el viento, son alimentadas por unos brazos furtivos que salen de los edificios; des

Lo que no sabes de mi

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Dicen por ahí Que uno nunca termina de conocer a alguien, que el tiempo es insuficiente, que somos impredecibles; y la verdad, es que eso me parece un justo consuelo por todo lo que no sabes de mi. Si supieras que cuando te decía: Hola, ¿Cómo estás?, ¿Quieres un vaso con agua?, ¿Te tienes que ir?, Hasta luego, en verdad lo que intentaba decirte era Te Quiero. Si supieras que cuando hablabas con los terceros, y yo te miraba, como ese tonto que mira su globo después de que se le ha escapado de sus manos, pues, en ese momento, yo pensaba en tu cuerpo, en tu dulce espalda bordada de pecas, en esa pequeña laguna que hay entre tu oreja y tu cuello, en tus labios de cariñoso deseo, en lo difícil que es tenerte y no tenerte, y en lo insoportable que soy cuando no te veo. Lo que no sabes de mí, es esa porción de información no vieja, pero tampoco nueva, que guardo para una noche no aburrirte y  para algún día sorprenderte. Si supieras que mientras más se de ti menos te conozco, que al pa

¿Y dónde están las sandalias...?

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Era un domingo cualquiera, todo estaba sereno y calmado como debería ser, porque claro, era domingo. Yo estaba en casa haciendo uno que otro oficio hogareño; el día no pintaba para muchos planes, quizás una buena película, chatear hasta tarde o simplemente dormir. En la tarde recibí un llamado de unos amigos que querían romper con el aburrido esquema del “séptimo día” , así que pensaron que sería buena idea venir a mi casa a joderme la vida un rato. Creo que hasta para mí eso es mejor que quedarse sin hacer nada un domingo. En fin, ellos llegaron con aires de querer inventar algo: ir a la playa, jugar pool, póker, beber… cualquier cosa que implicara “joder” . Resolvimos salir al Boulevard y allí planear que haríamos. Desde luego fuimos, y caminamos un par de veces sin encontrar nada interesante.  A la media hora cada uno tenía cara de “Y ahora que hacemos”, hasta que llegamos a un acuerdo: Comprar algo de Vodka y beber lo que quedaba del día hasta que la botella se evaporara, o hasta

Atracción y Ortografía

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En su último año de liceísta, Juan tuvo la suerte de ligarse la chama más… chévere de su Liceo. Y digo la suerte porque hasta el Sol de hoy él no sabe como tuvo tal fortuna. Ella había llegado desde Valencia a estudiar el 5to año. La vio y le fue inevitable no admitir que era atractiva. Una morena alta, ojos color ámbar, pelo negro muy liso y un excelente cuerpo, el cual pudo apreciar a vuelo de pájaro, a pesar del uniforme. Aunque Juan luego pensó: “en dos semanas de seguro tiene novio (si es que ya no tiene)”. Conocía muy bien la clase de Buitres que estudiaban con él. La voz del Profesor de Física de repente lo aparta del pensamiento y lo incorpora de inmediato a la clase. En el receso de los 15 minutos libres, todos sus compañeros de clases se reunían a hablar de temas variados, los cuentos de las vacaciones, la jodienda… En fin, tenían que aprovechar ese cuarto de hora libre. De repente, como cosa que ya se veía venir, alguien soltó el comentario: “¿Ya viste a la nueva? “Está bien

No se porqué...

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No sé porque, cual es la razón, pero siempre he tenido ojos de ateo ante santos, estampitas, vírgenes llorando sangre y demás manifestaciones populares Me cuesta creer, no sé si por juvenil o testarudo, que un pedazo de yeso sobrevalorado o la cara de algún santo en un árbol tallado me dé respuestas por ejemplo, a mi pobre cuenta bancaria, o al pago puntual de las cuotas de mi carro, o peor aún, que pueda concederme un milagro inesperado Para mí los milagros están en las cosas comunes, en el héroe común del vecindario, en el papá que escucha su hijo después de llegar del trabajo, o en la madre que exprimió su pobre sueldo mínimo para alargar hasta el próximo mes el mercado Aun más incrédulo soy ante la auto llamada "Embajada de Dios" y sus aun mas falsos embajadores, en sus dirigentes que visten de sotana pero que se desvisten ante su pederastia Cuantos hombres ilustres y sabios han sido castigados injustamente por el dedo miserable cubierto de oro de esta supuesta "

Mujer de traje color negro

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Enemigo eterno de la luz, caníbal silencioso de sueños, tú que te alías con el tiempo, dinos ¿Quién es tu dueño?, ¿Quién es tu mentor?, ¿Por qué nos robas la vida si a ti se te ha dado eternidad?, ¿Por qué escogiste este trabajo cuando lo pudiste cambiar? Tú, Mujer de Traje color Negro; negro como el odio, negro como el rencor, negro invisible, negro sorpresivo, que nos tomas desprevenidos sin avisarle a nadie, que nos haces sentir cobardes, y a la vez tan infelices, cambiando todo los matices, que la vida nos presenta, que llegas sin dar respuestas y con poca explicación. Y aunque nos falte mucho para toparnos frente a frente, no se borra de mi mente, que me puedas sorprender, dando la vuelta a la esquina, o tomándome un café; de repente por la calle, al cruzar la avenida, vengas tú en estampida y me lleves a tu valle. Pero, se que tu no lo quieres así, porque aunque no te he visto, te conozco; tal vez poco, tal vez lo suficiente, como para saber lo que piensas de mi; y sé que me