La Modernización del Malandro Venezolano

Estando en mi casa en una noche oscura recordándole la Madre a nuestro “Queridísimo Presidente”, haciendo aerobics con los zancudos y rogando a Dios que llegase la luz, me puse reflexionar sobre la situación de nuestro país, y de repente me encontré analizando sobre un personaje característico de nuestro día a día, ese personaje frio, de pocas palabras que suele aparecer inesperadamente y te dice con voz aterradora y amenazante: “¡Esto es un atraco bicho, dame toa` lo plata”!…En otros casos suele cambiar la frase y decir: “¡Pegate pa`ya bicho, no me vea la cara y dame el celulal”… Sin importar su frase de bienvenida, su función siempre es la misma: joderte la vida.

Pero así como el mundo descubrió el Internet, los Macdonalds, los Condones, el Botox, los Artistas Gay y toda clase de modernización globalizada, el malandro venezolano busco la manera de adherirse a esta sociedad nueva, consumidora y moderna, y fue allí cuando entendió que no podía estancarse solo en su frase típica de todos los días. Comprendió que necesitaba por ejemplo un medio de transporte eficaz, rápido, económico y que por sobre todas las cosas hablara de su personalidad. Voilá, un día el malandro venezolano conoce a las motos Empire/Bera y fue como el día en que a Batman le entregaron su Batimovil nuevo. El malandro venezolano ahora contaba con su medio de transporte ideal para su jornada de atracos. Luego analizo (aunque suene imposible), que no podía seguir usurpando las mismas cosas, necesitaba de otra fuente más productiva y accesible. Nuevamente, recibe otra revelación de la corte malandra celestial  y esta vez se topa con los populares Blackberry. Al principio él no sabía cómo se comía eso, si era la marca de un perfume o un remedio para la diarrea, pero fue tanta la demanda de consumo que se dijo a si mismo: “Aquí ta´ una vaina bien”. Es tanta la transformación criminal y la gran demanda de Blackberrys tumbaos´ que hasta algunos conocidos míos pensaron en dejar la Universidad y unirse a ésta ola de mototaxista malandros (o será mas bién, ¿que yo estudiaba con choros y no lo sabía?...). En fin, en nuestra sociedad, en nuestro día a día, en nuestra “Venezuela Bonita”, estamos propensos a tener encuentros cercanos con este personaje del que me atrevo a afirmar, por lo menos una vez en la vida nos ha tocado lidiar, y si no te ha tocado, pues considérate un afortunado. El hecho es que así como el malandro venezolano se adapto como un animal salvaje a su hábitat, así como se modernizo para hacer de su trabajo algo más que un “trabajo sucio”, intenta hacerlo tú también, pero siempre tomando en cuenta algo, que el crimen, por más moderno que sea, no paga.




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