Poema de las doce
Tu recuerdo me conmueve como un concierto de violines, Como el canto de un niño, Tu recuerdo es amargo y agrio, Como limones en mis labios. Pensarte es un ejercicio profundo y pesado, Mi mente se cansa, no lo tolera, Mi corazón lo disfruta, se emociona. Las horas cambian el ritmo de tu recuerdo: Por lo general, la noche tiende a ser fría y silenciosa, En cambio, en las mañanas tu nombre pasa desapercibido Entre este de mar de añoranza. El cansancio hace lo propio, debilita mis parpados Y los deja caer libres ante la amnésica vigilia. No hay una cura exacta para este sufrimiento. Uno es sólo un cuerpo que camina, piensa, Se alimenta, sueña, te recuerda.