Fantasías
Como quisiera en esta noche, tener licencia para amarla a borbotones, trepar sus largas piernas traviesas, hacer un columpio de besos en sus pechos y con las mismas fuerzas dejarla huir sin miedo por la mañana Suena disparatado y hasta atrevido, lo sé; pero es que cuando la noche cae y la luna la alumbra me parece la mujer más deseable, la excusa perfecta para desarreglar mi cama, la diosa indomable de mis sueños mojados. Todo esto ocurre por la noche. Porque por el día es la fulana, la mengana, la vecina, la comadre, la recepcionista, la secretaria, la que podría ser mi madre Tengo unas ganas tímidas de decirle que adoro la ternura con que el tiempo ha pasado por su cara, por su cuerpo, por su estampa; la elegancia de sus gestos casi arrugados, su manera coqueta de decir: “¿En qué puedo ayudarte?”, “te pareces a mí hijo”, saludos a tu madre; explicarle lo terrible que es ser a veces un muchacho de tan pocos años y ser solo