Atracción y Ortografía

En su último año de liceísta, Juan tuvo la suerte de ligarse la chama más… chévere de su Liceo. Y digo la suerte porque hasta el Sol de hoy él no sabe como tuvo tal fortuna. Ella había llegado desde Valencia a estudiar el 5to año. La vio y le fue inevitable no admitir que era atractiva. Una morena alta, ojos color ámbar, pelo negro muy liso y un excelente cuerpo, el cual pudo apreciar a vuelo de pájaro, a pesar del uniforme. Aunque Juan luego pensó: “en dos semanas de seguro tiene novio (si es que ya no tiene)”. Conocía muy bien la clase de Buitres que estudiaban con él. La voz del Profesor de Física de repente lo aparta del pensamiento y lo incorpora de inmediato a la clase. En el receso de los 15 minutos libres, todos sus compañeros de clases se reunían a hablar de temas variados, los cuentos de las vacaciones, la jodienda… En fin, tenían que aprovechar ese cuarto de hora libre. De repente, como cosa que ya se veía venir, alguien soltó el comentario: “¿Ya viste a la nueva? “Está bien chévere verdad”… “¿Tendrá novio?”…”Le voy a caer para ver si la cuadro” – Dijo el último con algo de gracia. Todos rieron, pero Juan no pudo evitar reírse más, ya que había confirmado su anterior pensamiento: Conocía muy bien la clase de Buitres con los que estudiaba. El día se había ido rápido entre “Polinomios”, “Verbos To Be” y “la Chica nueva”, más que todo en lo último. Salió de clases satisfecho, aun riendo de todo lo hecho en clases y llegó a su casa a descansar. A eso de las 8:00pm recibe un mensaje en su celular de María, una compañera de clases, que además era una muy buena amiga: “Sabes que hay alguien que está interesado en ti y quiere conocerte” – era lo que decía el mensaje de María. Sorprendido y a la vez intrigado de saber quién era esa persona, Juan teclea su celular y le respondo a María: “¿Ah sí?, ¿Y quién es esa persona?” – Mientras el mensaje viajaba a velocidad luz hasta el celular de María, Juan se preguntaba quién sería la anónima. Pensó en la chica nueva de la que todos, (hasta él se incluyó) habían hablado en el Liceo. Pero luego, con cierto pesimismo, pensó: “No vale, no creo que sea ella”. En ese momento la respuesta de María llegó: “Es la muchacha nueva… Hoy me preguntó cómo te llamabas y que quería conocerte…Mañana te cuento mejor”. Al principio se sorprendió de lo leído, pero luego, nuevamente, no pudo evitar reírse por un buen rato, hasta que sólo expresó incrédulamente y con cierta ironía: “¡Mierda!”


Al día siguiente, en el Liceo, María lo llama y le pide cariñosamente que fuera hacia ella: “Quiero presentarte a alguien” – Decía María con cara de Cupido complacido. “Mucho gusto” – le dijo él mientras apretaba su mano muy dulcemente. “Es un placer, mi nombre es Xiomara” – le dice ella a él, clavándole una mirada desconcertante que lo deja mudo por un instante. En ese momento supo que había algo allí interesante. Desde luego, a partir de ahí lo demás fue dándose espontáneamente. Empezaron a hablar, (tratando de camuflajear sus nervios) de los gustos e intereses de cada uno. Intercambiaron números de teléfonos y acordaron escribirse en la noche, para así conocerse más. Y Así fue. Estando ya Juan en su casa, atrincherado en su cuarto nublado bajo el dilema de si escribirle o no esa noche a Xiomara. Al parecer, él no quería parecer tan apresurado. 

El sonido de su celular enseguida lo libera del debate mental en que estaba sumergido. ¡Mensaje Nuevo de Xiomara!, era lo que reflejaba el celular. Emocionado se anima a leerlo, sin pensar en lo que le pasaría: Ola… Como estas? Ya yegates a tu casa? Solo te hiba a desir que la pace mui vien contigo oi… Nos bemos mañana. Que descancez. Xiomara… Al momento tuvo que leerlo dos veces, porque sus ojos no entendían tan encriptado mensaje. Algo que a Juan le gustaba tanto como una mujer bella con ojos bonitos, cabello cuidadito, su sonrisa y hasta sus pies, era su manera de escribir. Para él, eso decía mucho de la persona. De pronto se encontraba en otro dilema aun peor: “¿Cómo puede estar tan…chévere, y a la misma vez escribir tan horrible?”  - Se dijo Juan a si mismo cómo buscando maneras de explicar tan absurdo defecto en la “Chica Nueva”. 

El pequeño feeling que al principio había sentido por la Ella, por la que todos hablaban en su Liceo y por la que todos sus compañeros discutían con gracia y picardía a ver quien se la levantaba, ahora… ahora sentía que se venía abajo por cuestiones de redacción y gramática... Ahí comprendió, que a veces, por más tonto y loco que parezca, la atracción y la ortografía si pueden ir de la mano. Antes de hacerte las uñas, aplicarte un alisado chino, rebajar 30 kilos, operarte las senos o hacerte cualquier deformación estética, revisa bien si tu ortografía también necesite de un repaso de Primaria. La ortografía te puede alejar del ser amado, o en casos menos comprometedores, del “Chico Nuevo o la Chica Nueva de tu clase”.




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