Lo que no sabes de mi

Dicen por ahí
Que uno nunca termina
de conocer a alguien,
que el tiempo es insuficiente,
que somos impredecibles;
y la verdad,
es que eso me parece un justo consuelo
por todo lo que no sabes de mi.

Si supieras que cuando te decía:
Hola, ¿Cómo estás?, ¿Quieres un vaso con agua?,
¿Te tienes que ir?, Hasta luego,
en verdad lo que intentaba decirte
era Te Quiero.

Si supieras que cuando hablabas
con los terceros,
y yo te miraba,
como ese tonto que mira su globo
después de que se le ha escapado de sus manos,
pues, en ese momento,
yo pensaba en tu cuerpo,
en tu dulce espalda bordada de pecas,
en esa pequeña laguna que hay
entre tu oreja y tu cuello,
en tus labios de cariñoso deseo,
en lo difícil que es tenerte y no tenerte,
y en lo insoportable que soy
cuando no te veo.



Lo que no sabes de mí,
es esa porción de información
no vieja, pero tampoco nueva,
que guardo para una noche no aburrirte
y  para algún día sorprenderte.

Si supieras que mientras más se de ti
menos te conozco,
que al paso lento en que vamos
los dos, tu y yo, par de viejos conocidos
de alguna banqueta de los recuerdos,
tardaremos en averiguar
si en verdad nos conocemos.

Lo que no sabes de mí
es mi silencio,
es el puente de mi nostalgia
es mi soledad vista de adentro,
es la utopía de lo que por ti siento,
es esa llamada que no se contestó,
es ese poema que no escribí,
ese beso que nos faltó.

Ya ves,
lo que no sabes de mí,
es muy poco,
no puede salvar al mundo
no puede lavar los trastos,
pero de algo te servirá,
sobre todo cuando quieras
desconocerme una vida
y conocerme un rato.

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